Retorciendo Palabras

Nosotros somos los herederos perfectos de Brigdet Jones, me dijo willow cuando caminábamos en dirección al departamento de boyfriend.

Es que nuestras salidas siempre están manchadas por la aureola de una tragicomedia angustiosa.

El viernes la noche se tiño de Fangoria para ir a ver a las “duele, duele”, al centro arte alameda. Ahí, con lo más granado del electropop nacional disfrutamos de los últimos extras de la melodramatica familia pop. Incluido el rebelde hijo “richie”. Richie esta loco, lo pienso mientras lo miro en medio de la oxigenada multitud. O sea si al grito “baila richie baila” este se mueve a lo Fabricio en medio de la pista, es por que se le descalabra un tornillo.

En la pista esta kinderporno, que salieron luego de que por el escenario desfilaran 4 agrupaciones que no hicieron otra cosa que hacernos esperar demasiado y no es que fuesen malos, sino que ya hemos escuchado discos de radiohead, no sacan nada con mezclar gritos desesperados con punchi punchi, nosotros escuchamos Björk desde hace rato. En eso richie me canta “frívola, liviana, decadente” y me golpea con la triste realidad así como periodista de contacto tras la estafa de los quesitos.

Pero el sábado fue distinto, pues no sabíamos a donde ir y en realidad las ganas nacieron luego del libidinoso (y privado) carrete de Fgarçon con Yogaboy. Yogaboy es “como” el nuevo novio del parisino aunque este no lo quiera reconocer. Pero yo pienso que es una sucia e indecorosa estrategia de marketing. Que mejor que estar single y en los twenty something? Nada, pues gente, nada.

Yogaboy apareció un día con cara de inocente, vegetariano y oliendo a incienso. Así como si se hubiera escapado de una fábrica de cubrecamas orientales o de haberse estado bañando en lo profundo del Ganges. Lo cual levanto sospechas de mi lado pamelajilestico y después de hacer las preguntas de rigor y la investigación pertinente pude analizar y ejercer un juicio “justo” sobre el. Por que uno es por sobre todas las cosas “justo”. Y copuchento, claro.

Eran las 12:30 del sábado y con willow tomamos un taxi para llegar a Fausto. Entre las discos gay es una de las que encuentro más decentes o sea no es un sauna ni un cuarto oscuro tamaño familiar. A parte la pista pequeña me hace sentir dentro del video sorry de madonna, así casi con un piso de luces y todo. Llegamos a la entrada, estamos en una lista le digo al portero, que es un duende de lo peor y me pide los nombres “sebastianicolas y willow” digo.

A este portero lo encontré rancio desde que lo conocí. Es que es heavy su cara de “soy severo” “soy casi cata pulido en el rival más débil” de hecho la primera vez que fui a esta disco casi me deja afuera por que no creía que yo tenia más de 18 años. Eso se llama buena raza no más pensaba, mientras miraba su calva brillantes teñida con cuatro pelos rubios.

“Tu puedes entrar, el no” willow y yo nos miramos con cara de comedia gringa. Esto debe haber pasado en lo profundo del set de Will & Grace, o a lo mejor en cualquier momento aparecen unas cámaras y nos dicen “esto es pund`k” y nosotros como gringos entupidos hiper famosos diremos ¡oh my gosh!. Miro hacia la ventanilla y las barras carcelarias que nos separan y le digo ¿por que? Sintiendo que la Pisano que llevo dentro se unía con la Sontag, me crecía el mechón blanco, me salían lentes y la garganta me ardía un poco.

“Por que el esta vestido de mujer” con esas machistas y discriminatorias palabras el hombre gay que se escondía tras el cúmulo de poder que le daba la caja registradora excluía a willow de la dancefloor rosa. Así “con esta idea de moral recalcitrante” el establishment gay plantea su maquina arrolladora de fascismo versión 2.0. Por que claro, que pase el macho recio musculado y explotando en hormonas patriarcales. Que pase el delicado flamenco afeminado pero cuidado que no chorree el maquillaje. Por que no importa que el principal show de este establecimiento esta a cargo de travestis de dudosa categoría y que la organización promueva un concurso de belleza drag queen, si finalmente a Mussolini lo tenemos en la puerta.

Entiendo profundamente y algunas veces agradezco esa extraña ley que dice que cada recinto “se resguarda el derecho de admisión”, por que claro nosotros como seres humanos mas o menos cuerdos no queremos ser asesinados en medio de la pista de egos inflados con esteroides. Pero a lo que voy es que willow no es un travestí, no tiene unas tetas plásticas de 4 litros en cada lado y no usa tacones de 12 centímetros. Ese día iba solamente con su abrigo gigante y con los ojos maquillados como lo ha hecho toda la vida. Así como la ley de alcoholes coarta la libertad de acción de las personas y sus ganas de divertimento el portero de ese lugar esta atentando y discriminando contra las posibilidades de encuentro de los pocos gays que uno conoce en la vida.

Pero en Blondie esto no hubiera pasado. Debe ser la dancefloor más democrática en la que he estado. Una vez una amiga ofreció acompañarme a una fiesta de lo más común, una británica un clásico a estas alturas de la vida. Mi amiga con un poco de acongojo me dijo “sabes es raro esto, nadie me a mirado mal” y yo con cara de plop le digo “por que?” por que yo voy a suecia (onda axe bahía por esos años) y no puedo bailar con nadie por que soy gorda. La madre de las discriminaciones pienso y no es que me las este dando de “Crash”, claramente el mundo sabe que no soy la expresión de la tolerancia. Pero es totalmente distinto cuando un “igual” lo hace. No se donde leí que los gays deberían verse como “compañeros”, “hermanos” y no como las próximas conquistas ya que así producíamos cohesión. Bueno, aquí otra prueba más del maravilloso orgullo rosa.