Mother Revolution part two

Todos los 22 de abril se conmemora el día de la tierra. Algo así como el día en que occidente asume que ha saqueado cuanto charco petrolero existente o que ha inundado millones de hectáreas de bosques con el único fin de crear represas energéticas.

No estaba lleno, no éramos 5 mil personas gritando por derechos innegables y originarios. Es divertido como cientos de religiones paganas creadas por el neoliberalismo se hacen ausentes cuando a su supuesta divinidad mayor se le rinde culto. Ninguno de los que estábamos ahí éramos wiccanos, ni diánicos, ni de ninguna rama esotérica confundida.

Estaba tibio, sin la necesidad de un sol veraniego que se reniega a dar paso al otoño, pero ahí estábamos los mismos de siempre. Los mismo punks, las mismas mujeres, los mismos gays, los mismos niños y los mismos cisnes asesinados.

Los mapuches bailan y regocijan con ofrendas a la tierra, un rito ancestral nos es regalado y nosotros ahí. Impávidos. El llanto sigue siendo el mismo desde hace 500 años grita la mujer vestida de machi y recuerda como cada 12 de octubre se bailan “danzas españolas” el vergonzoso día de la raza dice. Que raza? no somos más que los rastrojos de un post colonialismo desmoronado.

En el día de la tierra nadie celebra nada.

Caminábamos por las calles de santiago gritando consignas a una moneda blindaba, nosotros con palabras y ellos con armas. La historia se repite ¿esto no se llamo alguna vez guerra de Arauco? Entre la multitud aparece una Bachelet, vestida con un fino traje color pastel, su sonrisa inconfundible y su natural sombrerito emisario del imperio. Tiene una maletita desbocada de dólares, cuidado se le caen! Serán esas sus verdaderas intenciones?. Bachelet tenia la oportunidad de cambiar la historia. Pero si fuera mujer moriría de vergüenza de género.

Esto se pintó como una fiesta, pero las tragedias corroen nuestra alegría.

Por otro lado entendí por fin que soy un pésimo entrevistado. Es que en la escuela de periodismo a uno nunca le enseñan como responder y creo que eso viene de la cuna. Uno pavo al extremo no cuenta con las estrategias a lo francisco Vidal o sea no soy ni Puccio ni Weber para dármelas de relaciones publicas de Gaia. Ahí estaba yo con una periodista de radio Tierra. Periodista: eres parte de algún grupo punk o es solo moda? (todo por mis pelos, gracias) yo: no, no soy punk pero adhiero a las causas ambientalistas. Periodista: por que estas aquí hoy? (ya grabando) yo: em….cri cri y ahí me lance con una respuesta tránsfuga como la inteligencia de Marcela Vacarezza. periodista: ok, gracias. Yo: quien me manda a decir si a todos los periodistas?, simpatía de gremio?

Lo malo es que después se me ocurren millones de frases a lo Sontag que decir, millones de palabras “cool” “inteligentes” que me dejarían como todo un joven intelectual promesa de la izquierda. Pero no, en el momento…más perno que hijo de lavín.

Pero lo divertido pasó más tarde. Con leo caminábamos en medio de la marcha gritando consignas que el, claramente, renegaba “agua si oro no” lillen me miraba con cara de odio por los epítetos que le estaba haciendo gritar. Y en eso, aparece, una bandera gay flameaba en medio del desfile verde. Una bandera bastante extraña en medio llevaba un signo de igualdad entre hombres y mujeres y una cruz al signo nazi. Nos escondimos, no por que uno reniegue lo maricón sino, por que no era la lucha del momento. Uno venia a pedir agua limpia no matrimonio.

Pasaron los minutos y el tipo se nos acerca. Nos mete conversa, que luchó durante la dictadura, que pertenece al mums y nos invita a una obra de teatro o que vallamos a un reunión, “nos estamos organizando en contra de los nazis, supieron lo que le paso a nuestra “hermana” travésti”. “hermana” travesti, con el leo nos miramos con cara de asombro. Es que realmente nunca hemos estado muy ahí con los travestis – transexuales y todas sus ramificaciones trans. No es mala onda, solo no es nuestro tema. Si ya es freak tener un hijo gay más aun debe ser tener uno travesti.

No se cuanto rato desvariamos y nos mirábamos con cara de culpables. Que tan maricones somos? Esta bien a nadie le importa si uno es más queer que otro. Pero claramente, uno no quiere ser nelson mauri uno tiene respeto personal o eso creo. A parte en cuanto los heteros (sobre todo las mujeres) saben que eres maricón piensan que eres un asesor de moda o que les puedes dar consejos amorosos. Mujeres entiendan…me importa un pepino como se vistan, no soy el puto jordi castell! No me interesan sus tacos ni sus brillitos, a duras penas las puedo acompañar a comprar si es que no me lateo en los primeros 5 minutos y con respecto a las relaciones…llamen al rumpi! (bueno eso era solo una aclaración) no significa que las quiera menos ni nada solo es que no soy una de uds..no cachan que sigo siendo un tipo?