Me and a Gun 2
Salí, crucé la frondosa cordillera, sus estrepitosas cumbres, sus mañosas turbulencias anti inmigración y volví. En cada pie de altura trataba de no sentirme como en una fábula extraída de la fértil cabeza de allison Goldfrapp. Pero, creo, que en su mayoría. Esto fue imposible. Al sobrevolarlas es natural pensar que los aborígenes creían que ahí vivían sus dioses. Aunque la majestuosidad de antaño se hace agua, literalmente, los charcos de nieve acuosa aun pueden revelar algún secreto marchito y petrificado por el tiempo polar.
Hace tanto tiempo que no escribo que siento que mis dedos están recién encontrando el camino a casa. Es difícil descubrirse de nuevo con la página de Word vacía, en busca de la inspiración perdida hace 6 meses. Y no es que no haya pasado nada, por que de eso hay mucho. Pero no se si es necesario de contar, es mejor pasarlo por alto y dejar que la resaca de año nuevo termine por eliminar de forma más neuronal todas las amarguras vividas.
El 2006 fue un año rancio. Yo se que siempre digo lo mismo, pero por Evita que así lo fue. Un año espantoso que aun lamento que no terminara antes. Fue como el verano más largo de mi existencia. Asumiendo que en los veranos lo paso pésimo, es que puede haber una estación mas tendenciosa como esta? Estoy hablando de un verano ocioso, de 40 grados de calor dentro de esta lata en conserva que es mi habitación y la explosión que febril que significa prender cualquier aparato electrodoméstico.
Cuando cruce la vereda de roca que nos separa, lleve conmigo mi adicción literaria. La lleve conjunto a mi mp3 y canciones melodiosas que maquillaron la ciudad en instantes que no quería ver más allá. Es duro ver la pobreza vecina en medio de una construcción blanca y cosmopolita como la trasandina. El dulce de leche se transformo en mi compinche y cómplice de las galletas recién horneadas, el ronroneo de Tori Amos jamás desamparo mis oídos por las amplias y húmedas avenidas.
Me and a Gun.
Llegue a las librerías, invadí sus estantes y me traje críos ajenos que prometo proteger. Mejor dicho me traje armas ajenas que prometo disparar. Mis libros son armas, guillotinas poderosas, granadas a punto de estallar, revólveres tibios e incandescentes a mano para poder ser desatados en cualquier momento. No creo que posea una relación tan elemental con alguien como la que poseo con mis libros. No hay nada que me excite más que el restregar sus páginas, el remarcarlas, el encontrar maravillosas ideas que expanden mi mundo, como si fuera un Cristóbal Colón perdido en el mar de ignorancia y petulancia humana. Solo mi reacción corporal es comparable al escuchar esa canción, esa melodía de la caja registradora, de saber que es mío y que no tendré que seguir persiguiéndolo por la infinidad. Es un placer libertino. Donde mercado y necesidades satisfechas se unen por primera vez.
Las antiguas páginas amarillentas, las nuevas modernas y plastificadas, las portadas de cartón, las con fotografías a blanco y negro o en colores, el pegamento oloroso o los complejos hilos que enmarañan las ediciones para una mejor lectura, los textos con distintas fuentes y numero de letras. Todas y cada una de esas características hacen de los libros la tecnología más útil al servicio de la humanidad, una civilización ingrata que pretende convertirlo en una lección – e learn. El libro en si es demasiado valioso para no entenderlo como tal.
En mi afán por satisfacer mis necesidades adquirí 7 textos: No logo, de Naomi Klein. Un requerimiento absoluto si pretendo entender la globalización. Aunque lo he leído un par de veces, en cada una de las tiendas de providencia que fui estaba agotado desde hace 2 años. “Yo, etcétera” y “Estilos Radicales”, de Susan Sontag. Sontag es el combustible y la visionaria que hace mucho tiempo andaba buscando (les conté que tengo fotos de su tumba en un cementerio en paris?, grupi al máximo). “Oriana Fallaci entrevista a Oriana Fallaci”, de Oriana Fallaci. Aunque no coincido en muchas cosas con ella, sigue siendo tremenda. Nadie tiene tan buena base en el tema de “eurabia”, o sea si ud se pregunta por que la unión europea quito de su constitución donde decía que esta tenia profundas raíces Judeo – cristianas…a ja! Aquí encontrara las respuestas (no les adelanto nada, pero parece que fueron los cochinos musulmanes) los otros libros son: gays y lesbianas de Gustavo Bonifacini, las venas abiertas de América latina de Eduardo Galeano, un clásico de la vida. Y ADN de jorge lanata.




3 comentarios:
Tori Amos y Goldfrapp son parte de la inspiración de muchos, que bueno saberlo. Saludos y feliz año nuevo para ti.
Rosario
no es totalmente encantador que alguien vuelva de argentina con libros, en vez de chaquetas cuero y gamuza?
grandes libros bajo tu brazo, ya me contarás
besos
podria jurar que postié en esta entrada, pero bueno, preceque no. a menos que la hayas borrado ¬¬
en fin seba bollocoo estoy feliz que hayas vuelto. a blog digo. o sea a chile igual
bueh se entiende
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