Y tanto tiempo te espere sentado aquí
A mí nunca me gusto Luigui. Es que desde el momento que lo vi lo encontré divertido y para que me guste alguien, tiene que haber, desde el primer instante, un poco de misterio. Y Luigui es lo menos misterioso que hay.
El sábado fuimos a ver a Nicole.
Adoro a Nicole, lo raro es que no me había dado cuenta. Como apreciar en tan pocos minutos lo que ha hecho esta chica por el pop nacional?, Nicole ha sabido estructurar una carrera a partir de temas pegajosos, con letras candidas y actitud de pop star, esa que le falta a Britney hace rato. El problema es que Nicole es y será cuica y en un país tan picado como este, ese es un gran problema.
Pero ahí estábamos, en medio de una fervorosa masa de fanáticos treinteañeros que deben haber vivido sus primeros años de adolescencia con “sin gamulán” y con el clásico de la pizzería “Dame luz”. Es que yo todavía me acuerdo de Alejandra Herrera, Guido Vecciola. Luciano Cruz – Coke, su trío amoroso y la pizzería hizo que me cuestionara si quería tener una profesión. Por que en una de esas la vida era más sabrosa atrás de un mostrador empolvorado con harina.
Nicole hace un show esplendido, Javiera Parra sube al escenario, las canciones de cuatro minutos y medio hacen el espectáculo más ameno. Javiera baja. Ya tenemos ganas de irnos, ni siquiera el guapo de José Miguel Carrera nos tienta más para quedarnos.
Y caminamos. La eterna Irarrazabal se hace corta, hablamos de Francia, debería ganar Royal, el mundo no puede seguir su camino hacia la derechización. Horas más tarde nos desayunaríamos con la peor noticia, Royal abajo, Sarkozy arriba con más del 50% de los votos. El mundo está más perdido de lo que uno cree.
Llegamos a Baleduc, tierra de nadie en estos momentos, si los gays alternativos emigraron a club Miel y los nazis ya no persiguen a nadie, Baleduc se transformó en un reducto de cuarentones nostálgicos por la new wave ochentera.
Y me puse a pensar, dentro de lo drogado que estaba, que esta oscura pista de baile deber ser el único lugar en santiago, donde un hombre heterosexual puede bailar feliz electro pop de hace dos décadas y no sentirse avergonzado o temer de su sexualidad. Por que simplemente a nadie le importa. Erasure es un himno conceptual tan pasado, que parece ser un recuerdo vintage.
Las horas pasaban y la pista se llenó de gente. Es muy raro. Recuerdo que tenia 15 años cuando entré por primera vez ahí y hoy siete años después, esto continúa exactamente igual.
Los peinados exóticos, los pantalones de cuero ajustados, las cadenas y la ambigüedad made in Bowie. 3 décadas de revolución sexual resumidas en un “Ask” de Morrissey o en “Depper and Depper” de Madonna. Toda una historia sintetizada en cuatro minutos y medio.
Tan pop. Tan eternamente ochentero.
1 comentarios:
Hola Seba!!!, que buena tu travesia por Nicole...
nunca he ido bal le duc, que tal?, como nadie visita a mi seba!!!
Te mando un beso...
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