miércoles, febrero 18, 2009

video store romance


(Pequeño Nicolás, incansable compañero de lecturas infantiles. Quién creería que de crecido sería tan mino!)



uds saben. Nunca lo he ocultado. Desde hace un tiempo trabajo en una tienda gringa, algo así como una gran arrendadora de videos. El trabajo no está mal, pagan poco, pero es lo suficientemente relajado como para no morir de estrés. Y claro, después de un rato, uno puede hacer una leve clasificación de clientes.

Entonces, iniciando el proceso:

I

Los dioses o también llamados: “como a veces envidio a las vaginas”.

Uno de cada ocho clientes hombres, es mino. Esa es la ecuación. No más, ni menos. Y claro, ese cliente dorado, exótico, educado, simpaticón, que ve buenas películas, naturalmente tendrá su ovario ensortijado predilecto. Algo así como la canción de Beyoncé “put a ringo on in”

Pero el caso distinto es Nicolás.

Nicolás, así como mi segundo nombre, es la perfección andante. Y no digamos que soy exagerado, sino que solamente mi presión arterial se vuelve loca como bailarín de yingo (o ex rojo) cada vez que lo veo. Y eso que yo no me ando tirando a los brazos de cuanto cliente húmedo por el verano aparezca. Nada. Soy de lo más serio.

Hace un tiempo y en medio de un trabajo para la universidad, tuve que ir a una conferencia de prensa en la Cámara chilena de la construcción, salgo del ascensor y ahí, antes de que pudiera escribir algo en mi libretita de estudiante, estaba ella. La adorada pussy girl de Nicolás. Notable. El destino es más sarcástico de lo que uno puede pensar. Ella me reconoció, le hable, obvio, conversamos un rato y cada vez que ella vuelve a mi tienda, me saluda amablemente. Zorra, pienso. Como si no le bastara con follarselo todos los días. Ahora se inmiscuye en mi ámbito. Satánica. Como la versión periodista de Barbie Malibú.


Y yo, desde siempre, he odiado a las barbies.

0 comentarios:

Maybe You've Been Brainwashed Too  © Blogger template por Emporium Digital 2008

Voltar para o TOPO